Este verano fui a Perú. A la famosa tierra Inca. A tocar la ciudad de Cuzco. A visitar a la cariñosa gente peruana. A conocer a las llamas. Al increíble Machu Picchu.
Perú es esto y tantas pero tantas cosas más. Es un país que se siente cálido y acogedor, aunque en invierno el clima es helado.
Lima es una ciudad linda con un gran parecido al Distrito Federal sólo un poco más... caótica. Si aquí sientes que te avientan horrible el coche, visita Lima, es cien veces peor. La playa fría en invierno es un lugar mágico, es hermoso escuchar las olas romper contra las piedras mientras el viento sopla cada vez más fuerte.
Después visité Cuzco, una ciudad pintoresca pintada de café, rojo, blanco y colores terrosos que te recuerdan al calor y al barro. Es una ciudad llena de peruanos patrióticos, arquitectura fiel a la antigua, turistas apasionados y cielos azules.
El arte peruano es inigualable, bailes, trajes típicos, plata, bolsas, "chullos". En especial están los sueteres, "chompas", gorros, guantes, tapetes y demás, que hacen las mujeres locales para protegerese del frío. Todos son hechos a mano, y ver su proceso de primera mano es lo mejor. Éstas mujeres cortan, lavan, tiñen e hilan lana en tan sólo minutos. Después tejen y crean diseños creativos sin seguir ningún boceto. La comida es tan singular, ¡comen cuyos! Sí, ese cuyo que está en las tiendas de mascotas, en Perú lo sirven horneado, frito, en salsa, y completo con todo y patas.
Machu Picchu. Que se puede decir de este lugar sagrado, y digo sagrado porque así se siente. A pesar de la tremenda cantidad de gente que se encontraba en el recinto arqueológico, yo me sentí en un lugar de silencio y respeto, perdido entre montañas altísimas. Me dieron unas ganas de quedarme a vivir ahí. Mis respetos a los incas, estaban locos y los amo.
En fin, Perú es toda una experiencia. Es un país que me lleno de tanta felicidad, me hizo sentir completa y afortunada. Es un viaje altamente recomendado... por favor ¡no te pierdas de Perú! -A.